La película se adentra en las entrañas del metro de Barcelona de la mano de Laura (Natalia Azahara), una joven que hace poco ha empezado a trabajar allí. Le han asignado la vieja y tranquila estación Rocafort, pero no tardará en descubrir que esta parada alberga una leyenda que la empezará a perseguir: allí ha muerto mucha gente en extrañas circunstancias a lo largo de los años y nadie parece estar interesado en saber la verdad. Laura pedirá ayuda a Román (Javier Gutiérrez), un curtido expolicía que alberga sus propios demonios relacionados con el caso de Laura y que tratará de averiguar qué es lo que está pasando. Poco a poco, Laura descubrirá que sea lo que sea que pasa allí abajo sigue sucediendo y no va a quedarse en la estación Rocafort. Irá a por ella, y a por todos los que la rodean.