Cuando la mujer de Pietro (Nanni Moretti) muere de improviso un día de verano, en ese preciso momento él estaba en la playa salvando la vida de una desconocida. Desde entonces Pietro se dedica sobre todo a estar con su hija y a no hacer nada: empieza a observar el mundo desde otro punto de vista y, poco a poco, va descubriendo el lado oculto de los demás. Sus jefes, sus compañeros de trabajo, amigos y parientes, intentan consolarlo, pero acaban rindiéndose ante su incomprensible e inquietante calma.