Yoshiko ha cumplido los 40 y no tiene hijos. Trabaja en una editorial y disfruta de los pequeños placeres de la vida como almorzar con sus colegas más jóvenes o beber aguardiente en casa. Su vida es tranquila, con más que agradecer que por lo que sentirse mal. Un día le presentan a un chico 24 años más joven que ella con el que comenzará una relación.